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Eva Mir: «Me encantaría no perder el tiempo viendo la vida de los demás a través del teléfono»

por Rocío Bello

Entrevista
Imagen
Eva Mir © Geraldine Leloutre

PREGUNTA: ¿Quién te gustaría que viniese a ver Pródigo?

EVA MIR: Pensé en alguien muerto para que viniese a ver la función. Pero luego se me pasó por la cabeza el nombre de Juan Roig, empresario valenciano. De alguna forma me parecía bonito invitarle al teatro, que parase un momento y se acercarse a las problemáticas de lo laboral y de los afectos humanos en un mundo cada vez más veloz. Después me di cuenta de que igual me estaba haciendo la moderna. Porque, en realidad, me gustaría que viniese a verlo, aunque sea un topicazo, mi abuela paterna. Mi abuela falleció en el momento en el que yo empezaba a hacer obras de teatro y fue ella la que me inculcó la afición por la lectura y por contar historias. Y falleció sin que le pudiese decir que había empezado a crear historias. Quizá esta sea la respuesta más sincera.

PREGUNTA: ¿Qué libro, película, exposición o cualquier otra cosa nos recomendarías para antes y para después de ver la obra?

EVA MIR: Por un lado, un poemario que nos ha acompañado desde el inicio de este proyecto, Hombres con un diente de leche de Luis Díaz. Que conecta muy bien con nosotros, con el peso de la tradición, pero también con el peso de la familia. Irse y volver a la familia. Después una instalación de Bill Viola de 1992, si no me equivoco, llamada Heaven and Earth, que creo que ahora mismo está en el Guggenheim de Bilbao. Son dos monitores, dos televisiones enfrentadas la una a la otra, mirándose. En uno se transmite la imagen de un hijo recién nacido y en el otro la agonía de una madre muriendo. Es uno de esos momentos en los que la vida y la muerte se convierten en un reflejo y a la vez se comunican. Para nosotros eso también está en la obra, en el fallecimiento de la madre, pero a la vez en la llegada de una posible nueva vida a la familia. Esa sensación de ciclo en la familia: unos llegan, otros se van. También me inspiro mucho, sobre todo en la parte en la que hablamos del ámbito laboral de los hijos, El informe de Remedios Zafra, en el que habla de la necesidad de ponerle cuerpo al trabajo. Es decir, somos cuerpos detrás de pantallas de ordenador. Y Remedios fantasea con algo que nosotros llevamos a escena, que es hacer una performance en la oficina, de forma que el cuerpo sea visto y que todos alrededor tengan que pararse a ver el absurdo de esas jornadas de trabajo. Y no había pensado en películas, pero ahora, de pronto, me he acordado mucho de Kramer vs. Kramer.

PREGUNTA: Si tuvieras que escribir una crítica de Pródigo, ¿cuál sería su titular?

EVA MIR:  Pienso en una canción de nuestro diseñador del espacio sonoro. Una canción de Marco Nadie que se llama ¿De quién son estos recuerdos? Creo que es una pregunta que vertebra toda la obra. Porque al final nos preguntamos todo el tiempo si los recuerdos que nos acechan son realmente nuestros, si los hemos creado o si nosotros mismos como intérpretes estamos haciendo que sucedan. O si son los recuerdos de alguien que nos los dejó aquí para que nosotros jugásemos con ellos. También en lo subjetivo de los recuerdos. En cómo se crean nuevos recuerdos que no se parecen en nada a lo que recuerda el de al lado. Creo que esa pregunta que está en el título de la canción de Marcos podría ser un titular.

PREGUNTA: Si te llamara la RAE para que definieras lo que haces, ¿qué les dirías?

EVA MIR: Cuando me has preguntado lo de la RAE, me ha venido mucho lo de empezar con él: “Dícese de”. Y, bueno, improvisando. Dícese de una obra que se construye y se destruye a partir de la narración y la representación de una compañía que a la vez es una familia y que a la vez es una empresa.

PREGUNTA: ¿En qué se parece y en qué se diferencia el teatro del presente del teatro del pasado?

EVA MIR: Cuando compartí con Carlos, mi productor, esta pregunta, él me dijo que ahora tenemos leds. Y quizás sí, hay una parte de lo técnico que evoluciona, aunque luego siempre volvemos a lo más humano y básico que tenemos, que es el encuentro.  Estar en un espacio contando una historia o proponiendo una imagen. Esto supongo es algo muy personal, pero para mí el presente del teatro no se puede permitir obviar nuestro modo de vida. Tengo la sensación de que las alusiones al momento presente van intrínsecas con el hecho de crear hoy en día. Entonces, de alguna forma, cuando me dicen: Ay, estás tratando varios temas en esta obra. Yo digo, bueno, es que, ¿cuánta información por minuto recibo al día? De alguna forma la dramaturgia del presente y el teatro del presente se ve contaminada también por esos ritmos y temáticas que al final son como vasos comunicantes unas de las otras, aunque luego siempre tengas la posibilidad de agarrarlo y precisamente hacer un vacío para volver a lo más esencial y a lo más clásico. Y del teatro del pasado, los grandes temas, un conflicto potente, bien armado. Tengo la sensación de que el teatro del presente invoca otras muchas capas que quizás no tienen tanto que ver con el conflicto, sino más bien con la atmósfera o con la necesidad de narrar y de narrarse.

PREGUNTA: ¿Cómo ves el teatro del futuro?

EVA MIR: Si he contestado la anterior pregunta con lo de los leds, ahora tendría que imaginarme el teatro del futuro visto a través de gafas de realidad virtual. Estaba pensando en esa dirección, pero después cuando pienso mucho en el teatro pienso en que si el teatro no se extingue es porque nunca va a competir con lo demás. Creo que se podrán aplicar todas las tecnologías a la escena, pero que quizás el mayor estímulo para que la gente se acerque al teatro siga sin ser el tecnológico o de entretenimiento, sino el hecho de que siga siendo un espacio y tiempo compartido. Creo que su supervivencia pasará por ahí. Quizás es una visión muy utópica, pero tengo la sensación de que si no los competidores serán monstruos que tienes al alcance de tu mano y no te obligan a salir de casa. Si trato de imaginarme el teatro del futuro, con o sin innovación técnica, creo que seguirá porque privilegia el hecho de que nos encontramos en un tiempo sagrado. Un poco.

PREGUNTA: ¿Con qué no perderías el tiempo?

EVA MIR: Me encantaría no perder el tiempo viendo la vida de los demás a través del teléfono. También es una respuesta muy tópica, pero cada día me lo planteo más cuando los lunes el teléfono me dice que he disminuido mi uso. Digo: Wow, increíble, genial. Pero luego veo el tiempo que ha sido y me sigue pareciendo una barbaridad. Y abriendo la respuesta un poco más, me gustaría no perder el tiempo con las cosas que no me permiten estar en presente. A veces pasa el tiempo y digo: Vale, esto me ha atropellado y realmente no he estado aquí. Y me gustaría que la definición de perder el tiempo cambiase también. Que perder el tiempo pudiera ser algo positivo porque significara entrar en un tiempo no productivo. Me acuerdo mucho de una frase de Francesco Careri, un arquitecto, investigador y filósofo con quien hice una una deriva por la Cañada Real. Y él decía que perder tiempo es ganar espacio. Siempre me ha gustado mucho esa afirmación.

PREGUNTA: ¿Qué espectáculo te gustaría ver de esta temporada de Nave10?

EVA MIR: Es una pregunta complicada porque hay una variedad tremenda y una apuesta por mucha gente a la que quiero descubrir como creador o creadora. Pero, bueno, las propuestas que tienen mucho que ver con la parte filosófica me interesa. La conferencia escénica de El Niño de Elche y Paul B. Preciado o Filosofía mundana, por el tipo de propuesta que me puedo imaginar que será. Me interesa esa línea de llevar el pensamiento a lo escénico. Y luego tengo mucha curiosidad por ver Niebla, porque era uno de los textos obligatorios en la secundaria y de pronto reencontrarme con eso y pensar en llevarlo como al ámbito teatral, me da muchas ganas. Quiero reencontrarme con algo que lo tengo tan asociado a mi adolescencia.

PREGUNTA: ¿Qué miembro del equipo de Pródigo te gustaría que también contestara estas preguntas?

EVA MIR: Me encantaría que respondiese a estas preguntas Sonia Almarcha, aunque sé que está hasta arriba de trabajo. Ella es nuestro personaje fantasma en la función, nuestro personaje ausente. Dice en varios momentos que desde ahí, donde está, ella está arriba, nos narra. Me parece que es muy pertinente que ella también pueda dar su punto de vista con estas preguntas.

PREGUNTA: ¿Algo más que decir?

Ya que está el espacio, añadir que está siendo una fase del proyecto muy interesante. Que esta obra viene de haber sido creada en distintas residencias, tanto con actores como sin ellos, únicamente técnicas o híbridas, y eso nos ha llevado a este lugar después de pasar por un formato diferente. Para mí es interesante ver cómo el material deja de tener un peso tan importante de autoría propia y pasa a un recuerdo compartido de lo que hemos creado  durante este tiempo. Ah. ¡Y muchas gracias por acogernos en vuestra Casa, en vuestra Nave!

Eva Mir dirige Pródigo que puede verse del 9 al 19 de octubre de 2025 en la Sala Max Aub de Nave 10 Matadero. Consigue tus entradas en este enlace. 

Rocío Bello es la coordinadora dramatúrgica de Nave 10 Matadero para la Temporada 25|26